Por qué DEBES suplementarte con vitamina B12

La vitamina b12 o cianocobalamina, es una vitamina producida por las bacterias presentes en  la tierra o en el intestino de los animales, e incluso el nuestro.

La vitamina b12 tiene varias funciones, pero dentro de las más importantes está: la formación de glóbulos rojos, ayudar en el metabolismo de las proteínas y mantener un adecuado funcionamiento del sistema nervioso central. Los seres humanos necesitamos 2,4 microgramos diarios para realizar nuestras funciones metabólicas. Esta es una cantidad muy pequeña, pero se recomienda consumir 50-100 veces ese valor, ya que no todo lo que se consume se absorbe y se elimina el exceso.

Existe la idea de que hay alimentos del reino vegetal que sí contendrían vitamina b12. La verdad es que existen algunos, como la chlorella, el tempeh y otros fermentos, algunos hongos, pero su cantidad es tan ínfima que tendríamos que comer un camión de estos alimentos para alcanzar niveles útiles. Por otro lado, alimentos como la levadura nutricional y algunas algas, tienen una forma inactiva de vitamina b12 por lo que no puede ser metabolizada y utilizada por nuestro cuerpo.

Es importante tener claro que en nuestro hígado tenemos reservas de vitamina b12, que se agotan en aproximadamente en 4 a 5 años, por lo que la aparición de síntomas de deficiencia como: fatiga, cansancio físico y mental, hormigueo en extremidades, etc.  puede aparecer mucho tiempo después de dejar los productos de origen animal.

Les contaré mi experiencia, para que no tengan que pasar por eso.

Durante mucho tiempo mantuve una postura naturista extrema y pensaba: “si la naturaleza es sabia y somos frugívoros, entonces no tendríamos que suplementarnos, probablemente no lo necesitamos”. Entonces, no me suplementé para ninguno de mis embarazos ni lactancia. Poco a poco fui sintiéndome mal, cansada, mis pensamientos más lentos,  hasta que al final se me dormían las extremidades y no tenía fuerza para subir ni una escalera. Me resistí a mi conocimiento medico que me decía que algo estaba mal, por ser fiel a mi convicción. Pero, en ese entonces no sabía lo que sé hoy: la naturaleza no se ha equivocado, somos nosotros los que alteramos el proceso.

Creo firmemente que nuestros intestinos, al igual que los animales deben formar una cantidad importante de esta vitamina, pero debido a la mala alimentación que llevamos hemos destruido el universo bacteriano que vive dentro nuestro. Nuestro microbioma (bacterias que habitan nuestro intestino) que es tan importante no sólo para las funciones digestivas, sino para funciones neurológicas e inmunológicas, está totalmente alterado por preservantes, pesticidas,  alimentos animales, azúcar, edulcorantes, etc. por lo tanto, NO es capaz de producir vitamina b12.  Por otro lado, si los animales producen en sus intestinos vitamina b12 y con sus heces antiguamente se abonaba la tierra, nosotros consumíamos alimentos directo de la fuente, de la tierra y no existía este afán por higienizar todo, por lo tanto nuestras plantas y frutas sí tenían vitamina b12 y como solo comíamos alimentos fisiológicos, nuestro intestino también producía vitamina b 12 y entonces, probablemente,  no existía la carencia.

Ahora, la mala noticia para los omnívoros y la información para responder a sus ataques contra nuestra forma de alimentarnos: el déficit de vitamina b 12 es cada vez más frecuente en omnívoros!, ¿por qué está ocurriendo esto? porque sus enzimas digestivas no están capacitadas para metabolizar la b12 por todo el daño causado por la alimentación “normal” y, además, porque los animales que se comen actualmente no están alimentándose de la tierra,  con pasto fresco, sino con granos, por lo tanto ellos tampoco están produciendo suficiente vitamina b 12.

En resumen: no minimices la importancia de esta vitamina, debemos suplementarnos hasta que se pruebe lo contrario, ya seas  vegano, vegetariano u omnívoro. La forma la eliges tú, existen comprimidos  con otras vitaminas del complejo b (aunque generalmente de origen animal), en polvo  o inyección intramuscular 1 vez al mes. Elige la que te acomode más y se constante en su uso.