NO a la ley contra productos de origen vegetal

Con profunda preocupación, el pasado lunes 17 de abril, recibimos la noticia de la aprobación en el Pleno de la Cámara de Diputadas y Diputados del proyecto de ley N° 12599-01 “que modifica el Código Sanitario, para definir el concepto de carne y prohibir dar esa denominación a productos que no sean de origen animal”, iniciativa legal que no cuenta con ningún sustento científico ni evidencia presentada por sus patrocinadores, que justifiquen su pertinencia.

El proyecto considera que “del mismo modo, las denominaciones asociadas a los productos de origen animal, tales como ‘hamburguesa’, ‘chorizo’, ‘salchicha’, ‘cecina’, entre otros, no pueden ser utilizadas para describir, promover o comercializar productos alimenticios que contengan mayor proporción de materia de origen vegetal que cárnica”.En la práctica, esto significa que toda empresa de proteínas alternativas tendría prohibición del uso de esos términos en sus productos.

En caso de terminar aprobándose este proyecto de ley -que continuará su tramitación en la Comisión de Agricultura debido a las indicaciones que se le realizaron- tendrá graves perjuicios para las empresas de productos de origen vegetal y principalmente para los consumidores. También, para otras incipientes empresas de proteínas alternativas, basadas en la fermentación de precisión y el cultivo celular. Estas nuevas industrias están ganando terreno a nivel internacional, y Chile tiene la oportunidad de posicionarse como un líder en Latinoamérica, pero esta nueva ley lo impediría. Sin ir más lejos, el primer “unicornio” chileno (empresa valorada en más de 1.000 millones de dólares) fue justamente NotCo, un startup de proteínas alternativas de origen vegetal.

En momentos de una grave situación medioambiental en el mundo y la relevancia de mantener la seguridad alimentaria para generaciones futuras, es tremendamente contraproducente dificultar a los consumidores el acceso a productos de proteína vegetal que son una alternativa, justamente porque la industria de la carne es una de las más que más contamina y contribuye al cambio climático, según la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO)[1]. Para ponerlo en números, la carne animal es responsable del 57% de las emisiones mundiales de la producción de alimentos, siendo la ganadería una de las actividades con mayores emisiones de metano a nivel planetario. Dentro de ese panorama, Sudamérica es uno de los territorios que concentra mayores emisiones, ubicándose en el tercer lugar del mundo, según un estudio publicado en Nature[2].

A su vez, las hamburguesas, salchichas, jamón, entre otros, cuando son de origen animal corresponden a carne procesada, la cual está catalogada como altamente cancerígena por la Organización Mundial de la Salud[3], en el mismo grupo que el tabaco y el plutonio. Por lo cual esta ley estaría dificultando el acceso a alternativas más saludables para la población, al mismo tiempo que promovería el consumo de las cancerígenas. ¿Es realmente eso lo que quieren nuestros congresistas?

Prohibir el uso de denominaciones como hamburguesa, chorizo, salchicha, jamón, entre otros, a productos de origen vegetal que tienen una apariencia y sabor similar a estos y son una alternativa para personas que, por razones de salud, medioambientales o incluso éticas y religiosas, no consumen alimentos provenientes de animales, sin duda implicará una gran dificultad para los actuales consumidores al momento de tratar de ubicarlos para su compra. ¿Cómo encontrarán en un supermercado una hamburguesa vegetal, que ya no podrá denominarse así? ¿Cómo se denominará al producto de origen vegetal con forma y sabor a salchicha?

Junto a la dificultad para los actuales consumidores, esta legislación se transformaría en una gran barrera para nuevas personas que están optando de manera creciente por alimentos de origen vegetal y no podrán encontrar alternativas debido a que no podrán ser denominadas con el nombre del producto de origen animal que pretenden reemplazar en favor de un estilo de vida más saludable y sustentable. Y pensando que esta ley pretende ser beneficiosa para los consumidores, cabe preguntarse: ¿actualmente algún consumidor de productos cárnicos se confunde con productos a base de vegetales, cuando justamente estos detallan que no tienen un origen animal, porque apuntan a otro público? ¿Existen denuncias de este tipo? Y si existen, ¿por qué los patrocinadores de este proyecto no las presentaron?

Podemos guiarnos por lo que la RAE recoge dentro del idioma español, luego de muchos años de estudio sobre cómo las personas hispanohablantes se comunican. Por ejemplo, para carne la cuarta acepción es: “Parte de un fruto o de un tubérculo, generalmente blanda, que está bajo la cáscara o la piel”. Esto, debido a que siempre se ha hablado de la “carne” de ciertas frutas o vegetales. Y para hamburguesa la RAE consigna: “Pieza de carne picada aplastada y con forma redondeada, mezclada con diversos ingredientes, que se hace a la plancha, a la parrilla o frita”. No explicita que debe ser de carne animal, y ya sabemos por la definición anterior que la carne puede tener otros orígenes. Pues lo que hace que una hamburguesa sea una hamburguesa, entonces, es su forma redondeada, la manera de cocinarse, y que utilice algún tipo de carne, vegetal o animal.

Por último, también tenemos el sentido común. Y gracias a él, sabemos que las hamburguesas y las salchichas no son partes de ningún animal. No existe el jamón dentro del cuerpo de un cerdo. No existen los nuggets dentro del cuerpo de un pollo. Son preparaciones culinarias, que responden a una herencia cultural, y como tal van variando según el tiempo y el espacio. Y muchas veces, cuando estos productos procesados son de origen animal, no necesariamente llevan “carne” en su acepción de “músculos”, sino otras partes de los animales.

Nuestra propuesta de indicaciones a este proyecto busca facilitar el acceso a los productos de origen vegetal y también la transparencia, proponiendo que se autorice catalogar como carne a aquellos productos de origen vegetal que especifiquen de forma clara y precisa su origen y composición en el etiquetado del producto, indicando además que no son productos de origen animal. De este modo, todos los consumidores tendrán absoluta claridad sobre la proteína que están adquiriendo, pero manteniendo la facilidad en su ubicación.

Este proyecto, lejos de buscar una transparencia que en gran parte ya existe, lo que pretende es intentar disminuir el consumo de productos alternativos en base a vegetales, dificultando el acceso de los consumidores a ellos en favor de la industria de la carne de origen animal, lo que tendrá graves consecuencias para la salud y el medioambiente, y también para los emprendedores que se ganan la vida comercializando proteínas alternativas.

Finalmente, nos surge la interrogante si quienes abogan por esta supuesta transparencia también prohibirán promocionar en la próxima Semana Santa como huevos de pascua a productos que en realidad son chocolates, o si le cambiarán la denominación al helado de invierno, porque no está helado. ¿Es acaso ese el próximo paso de nuestros legisladores?

Fundación Vegetarianos Hoy

ReVeL Foods

Vegusta

VegMonkey

Rikü

Pow! Foods

Seitan del Bueno

Carno

P&M Foods


[1] https://www.fao.org/3/a0701s/a0701s.pdf

[2] https://onx.la/aa157

[3] https://apps.who.int/mediacentre/news/releases/2015/cancer-red-meat/es/index.html