Día de Concienciación sobre el Ruido: Cómo la contaminación acústica afecta a la naturaleza 🙉🛩️

El acelerado y competitivo ritmo de vida que llevan las personas en las ciudades, donde los altos niveles de ruido son estrepitosos, conlleva varios riesgos para la salud, y no solo para los humanos, pues también alteran al medio ambiente y sus habitantes.

Desde 1996, el Centro para la Audición y Comunicación (CHC por su nombre en inglés) conmemora cada último miércoles de abril el Día Internacional de la Concienciación sobre el Ruido, con el propósito de alertar y crear conciencia en la población sobre los riesgos que tiene el ruido para el trastorno auditivo y su impacto en la salud. 

Entendiendo que el término “contaminación acústica” hace referencia al ruido excesivo y molesto causado por las actividades de los humanos, ya sea en tráfico automotriz, industrias, aviones, barcos, entre otros, que produce efectos negativos sobre la salud auditiva, física y mental a todos los seres vivos, incluida la flora y fauna en general. Algunos ejemplos son:

Aves: Diversos estudios han demostrado que varias especies de aves han tenido que ajustar los sonidos que emiten para comunicarse con el fin de ser oídas por encima de los ruidos causados por las personas.

Cetáceos: Los intensos sonidos submarinos pueden provocar problemas para las especies marinas, muchas de las cuales dependen de la audición como un sentido clave para el apareamiento, la caza y la comunicación. Ballenas, delfines o marsopas viven en un mundo definido por la información acústica: utilizan el sonido para comunicarse, navegar y supervisar su entorno, al crear una imagen del mundo que les rodea con claridad 3D.

Murciélagos: Ven afectado su sistema de detección de sonda a la hora de cazar; y, en general, a presas y depredadores, que son incapaces de detectarse mutuamente.

Ranas: El croar de las ranas es un ejemplo característico de comunicación acústica en el reino animal. Los machos, y en menor medida las hembras, emiten un variado repertorio de sonidos durante los rituales de cortejo y apareamiento. Pero en algunas especies esta comunicación se ve dificultada por el ruido ambiental.

Plantas: Los ruidos de origen humano alteran el comportamiento de animales de un modo que tiene efectos sobre las plantas, según demostraron en el 2012 ecólogos de la Universidad de Colorado en Boulder y otras instituciones de EE. UU. Observaron cómo algunos ruidos atemorizan a las aves de la especie chara californiana (Aphelocoma californica), que favorecen la dispersión de las semillas de pinos de la especie Pinus edulis.

Por el contrario, los mismos ruidos favorecen a roedores, que se alimentan de estas semillas. El ruido, por lo tanto, perjudica la reproducción de los pinos. La investigación estableció que la contaminación sonora puede tener efectos en cascada sobre un ecosistema.