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Hace unas semanas tuve la suerte de viajar fuera de Chile. No obstante, lo maravilloso del país que visité, mi cabello sufrió las consecuencias del cambio de agua y la contaminación del lugar. Volvió reseco y con las puntas partidas.
Coincidentemente, a mi regreso tuve la oportunidad de probar el shampoo y acondicionador de morango (frutilla) y buriti, de la marca Surya Brasil. Había escuchado de lo buenos que eran, pero nunca los había ocupado.
La misión a la que los enfrente era compleja, pues se trataba de un pelo dañado que se encontraba en nivel “escoba vieja” y debían combatir la tentación que tuve de ir al peluquero y cortarme cerca de 7 cm.
Cuando volteé el envase para leer las especificaciones, leí que están formulados para hidratar, revitalizar y fortalecer el cabello, recuperar la luminosidad y reparar las cutículas. Además, son productos sin sal y parabenos. La frutilla es el ingrediente nutritivo, refrescante y revitalizante. El buriti, aporta vitamina A y betacarotenos, junto con ablandar e hidratar la fibra capilar.
Ahora viene lo mejor e indispensable para cualquier zanahoria: Surya Brasil cuenta con certificación internacional de que sus productos son orgánicos, veganos y gluten free. Se encargan de fabricar envases reciclables y utilizan técnicas de cosecha sustentables para obtener sus materias primas desde la selva tropical amazónica. En su pagina dicen emplear los conocimientos de la Ciencia del Ayurveda en conjunción con la naturaleza y la tecnología, para armonizar al ser humano con su ambiente, al mismo tiempo respetando la vida animal y el reino vegetal.
Estaba hecho para mis necesidades (ya casi que les pedía matrimonio), pero otra cosa era verificar si cumplirían con lo que prometían.
Debo decir que desde que los abrí supe que serían mis aliados. Tanto el shampoo como el acondicionador, tienen un aroma dulce que no es invasivo ni meloso, pues cuentan con aceite orgánico de menta, lo que les da el balance justo para tener un olor refrescante. Con el primer lavado mi pelo quedo mas suave, pero ahora que ha pasado una semana esta muchísimo mejor que antes de irme: resplandece, tiene movimiento y al tacto se siente sedoso.
En esta columna les declaro mi amor eterno y prometo serles fiel en la salud y en la enfermedad.
