English
Hace una semana a nuestro veggie departamento llegó Papelucho. Un perrito de 3 meses en busca de un hogar. Una amiga lo había rescatado pero era urgente buscarle un hogar definitvo, mientras tanto, con mi pareja aceptamos cuidarlo un par de días hasta que apareciese una familia definitiva para él.
Llegó muy asustado y tímido, la primera noche no dejó de llorar y no dormimos nada. Al día siguiente lo saqué a pasear a las 7am. Recorrimos los alrededores cerca de una hora. Ya estaba más despierto y con una expresión alegre.
La segunda noche no lloró. Aprendió a sentarse y a hacer otras gracias más.
Al otro día lo llevamos al Parque Bicentenario y estaba hiperventilado, nos hizo reír y caminar mucho… Ya lo queríamos.
Esa noche mi hermana mayor me llama para decirme ´apareció una persona que quiere a Papelucho`. Yo debiera haber estado contenta, porque esa era nuestra misión, encontrarle un hogar, pero me puse a llorar con una pena que no sentía hace mucho. En ese momento supe que Papelucho ya pertenecía a otra familia (y que yo no lo volvería a ver)
Hoy Papelucho (que actualmente se llama Bambú) vive en una casa con una familia que lo quiere y cuida.
Yo lo extraño a morir, estuvo conmigo menos de 4 días pero su ausencia se siente como si hubiésemos compartido una vida juntos. Mi mamá desde un principio me dijo que eso de cuidarlo temporalmente era una mala idea porque terminaríamos sufriendo, y tenía razón. Pero aún así yo encuentro que cada lágrima derramada vale la pena, porque ese perrito hoy podría estar en la calle y no es así.
Hay demasiados papeluchos rondando. Hay vergonzosa y dolorosamente demasiados perritos callejeros, vagabundeando, luchando por comida y abrigo diario. Por favor, adopten perritos de la calle. Yo sé que los perros de raza son exquisitos, pero la probabilidad de que consigan un hogar es mucho más alta.
Si quieren una mascota, adopten algún perro callejero. Se darán cuenta que el favor se los harán ellos a ustedes.
